El Tamburello de la Suerte
Eran los inicios del siglo XVIII y en ese tiempo las parejas se conocían exclusivamente a través de las familias.
El amor entre los jóvenes era platónico y los padres, al darse cuenta de las simpatías mutuas entre sus descendientes, organizaban pequeñas fiestas que terminaban 'a tarallucci e vino'.
Todo estaba enmarcado por las notas de la tarantela entonada por un mandolino y un tamburello. Posteriormente, un gran maestro napolitano, Raffaele Donnarumma, musicalizó la primera tarantela.
La tarantela luego se trasladó a casi todas las regiones y ciudades del sur, así nacieron musicalmente las diversas tarantelas: la Luciana, la Siciliana, la Tarantela Sorrentina y así sucesivamente.

En 1903, en la isla de Capri, la primera bailarina de Tarantela era la bella Carmelina, tenía catorce años y era una campesina que encantaba a todos los turistas con sus gracias, su baile y el inseparable tamburello: el 'Tarascone'.
Este sorprendente instrumento tiene orígenes antiquísimos, quizás ya existía en el II milenio a.C. y era común a todas las civilizaciones antiguas: desde los hebreos hasta los egipcios, desde los sumerios hasta los hititas.

Nacido con el propósito de acompañar la música tradicional de cada civilización, especialmente durante banquetes y ceremonias, ha logrado transportar hasta nosotros esa magia que entrelaza mitos y leyendas, ritos propiciatorios, hechos y personas de un tiempo muy lejano que atraviesan sonidos ancestrales, son capturados y proyectados, a velocidad supersónica, en la línea del tiempo llegando hasta nosotros y deseándonos suerte y longevidad.

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