
El nudo de amor y el hilo rojo del destino, dos elementos cargados de significado se entrelazan para transmitir un sentido de amor eterno e indisoluble. Desde siempre atar y anudar significa unir dos entidades y acercarlas para que su camino pueda continuar unido. El nudo es un vínculo que remite a la palabra amor, un intercambio de emociones entre las almas que lleva en sus formas al símbolo del Infinito. De la misma manera, una antigua leyenda japonesa narra que desde el nacimiento a nuestro dedo meñique está atado un hilo rojo que nos unirá a la persona a la que estamos destinados, al gran amor de nuestra vida... Solo entonces, el ovillo será anudado para no ser jamás desatado.
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